Es una realidad.
Si la caficultura del mundo no acomete un profundo proceso de innovación y transformación –tanto en lo físico como en lo mental–, corre el riesgo de comprometer su futuro.
Colombia no está exenta.
Tampoco están exentos todos los integrantes de la cadena: cultivadores, compradores, empresarios, exportadores, importadores, tostadores, dueños de tiendas, baristas y consumidores.
Las opciones son dos: no hacer nada y esperar a que nos sorprenda el desplome, o iniciar una transformación de raíz, sin esperar que otros lo hagan por nosotros.
Esta gran siembra innovadora la han puesto en marcha Hugo López, investigador, consultor y premio mundial de emprendimiento, y Samuel Bermúdez, cultivador y desarrollador de alta tecnología para el café –con estándares mundiales–, en montañas del departamento de Cauca.
Ambos dirigen sus propias empresas de innovación y generación de cambio. Innovakit, creada por López, y Ingested, desarrollada por Bermúdez.
Ellos son hoy mis invitados en este primer episodio de la serie Caficultures Siglo XXI. Tomen papel y lápiz, porque más que entrevistas, estas son verdaderas cátedras.
Sobre los invitados:
Hugo López es ingeniero agrícola de la Universidad Nacional de Colombia, tiene una maestría en Gestión de la Innovación, fue investigador de Cenicafé, desarrollador de equipos y proyectos para innovar y transfomar cafetales y áreas de beneficio, y es considerado un estratega y un influyente actor en la creación de programas para subir a bordo a campesinos con escasa formación. Las nuevas generaciones lo ven como inspirador y conector con el gran mundo del café. El desarrollo de sus programas es el reflejo de una carrera dedicada a encontrar soluciones.

Samuel Bermúdez, administrador de empresas agropecuarias, es un visionario caucano que inició su vida en su finca familiar, ayudando en la cosecha y llevando bultos a los puntos de acopio. Desde muy temprano, puso en tela de juicio todo lo que se encontró en el camino: desde ver la vida fácil de los compradores nacionales e internacionales y sufrir en carne propia las angustias de los productores. Se desanimó como extensionista de la Federación Nacional de Cafeteros, porque consideraba insuficientes los programas a su cargo para transformar el sector. Vivió fracasos, entró en el mundo de las adicciones, y, finalmente, a pesar de la incredulidad de su propia familia, encontró la luz en el camino…en el camino del café. Veremos como Bermúdez se ha convertido en un transformador con proyección mundial, desde su empresa Indestec, con sede en su finca principal El Paraíso, en el departamento de Cauca, al suroeste de Colombia.


El protagonista en esta emisión es Jesús Bedoya, de Café Jesús Martín, en Salento, departamento de Quindío, Colombia.
Si bien Bedoya opera desde el tradicional Eje Cafetero, su presencia comercial tiene alcance nacional e internacional. Y su trabajo y dedicación lo han convertido en figura central de los cafes colombianos de especialidad.
Es abogado de profesión, con sólidos ancestros cafeteros. Nunca ejerció en el área jurídica porque optó regresar al campo para modificar una realidad histórica: que los cultivadores son quienes reciben la menor parte en el negocio del café. O sea, monedas, en vez de billetes, figurativamente hablando.
Bedoya también se fijó la meta de agregarle cada vez más valor al café con el objeto de garantizarles a los pequeños cultivadores mejores precios. Por lo general, los campesinos venden el café pergamino a las cooperativas, exponiéndose a los efectos de las variaciones en la tasa de cambio.
La estrategia de ofrecer un producto con la mayor cantidad de valor agregado le ha exigido a Bedoya invertir recursos y sacrificarse tanto en lo personal como en lo familiar. Pero también le ha reportado satisfacciones y sólidos conocimientos. Hoy, café Jesús Martín –su marca familiar– ocupa un lugar destacado en la nueva caficultura quindiana y colombiana. Su nombre es sinónimo de visión, consagración, honestidad y respeto por los demás.
Dentro de los proyectos en los que participa sobresale su empeño en asegurar la permanencia de la cultura cafetera mediante un relevo generacional estable y duradero. Una transferencia de conocimiento entre generaciones, prefiere denominarlo Bedoya.
Su discurso de emociones nunca deja de calar hondo.
Enlaces
Café Jesús Martín
https://cafejesusmartin.com
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@cafejesusmartin
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